
Un ecosistema vital en el corazón del Magdalena
Ubicada a tan solo 13 kilómetros del casco urbano de La Dorada, en el corregimiento de Guarinocito, se encuentra la majestuosa Charca de Guarinocito. Este gran espejo de agua forma parte del Complejo de Humedales del Valle del Río Magdalena, una red de ecosistemas estratégicos ligados a la llanura de inundación del río más importante de Colombia. La charca, con sus 180 hectáreas protegidas, integra un sistema hídrico del que también hacen parte las lagunas La Rica, La Esperanza y La Caimanera, así como las quebradas Cascabel y Las Burras.
La Charca de Guarinocito no solo destaca por su belleza escénica, sino por su alto valor ecológico. En sus aguas y alrededores habitan más de 25 especies de peces, entre ellos bocachicos, bagres y nicuros, además de reptiles como el caimán y la tortuga acuática. También es hogar de mamíferos como el tití gris y el mono nocturno. En el ámbito ornitológico, se han registrado se han registrado 366 especies de aves según datos de eBird, una plataforma colaborativa de ciencia ciudadana, incluyendo ejemplares migratorios que llegan a mitad de año, lo que convierte este humedal en un paraíso para el avistamiento.
Sustento, turismo y conservación: un equilibrio necesario
Durante más de seis décadas, esta ciénaga con forma de herradura ha sido la principal despensa piscícola para cerca de 1.700 personas que habitan sus alrededores, muchas de ellas dedicadas a la pesca artesanal. Con dimensiones que alcanzan los 3 kilómetros de largo por 250 metros de ancho, y una profundidad variable entre 2,5 y 4,5 metros, la charca también es un espacio para la recreación y el turismo ecológico. Turistas y pobladores disfrutan de refrescantes baños, paseos en lancha, caminatas por el sendero ecológico y actividades como el avistamiento de aves.
Sin embargo, este ecosistema enfrenta amenazas por la contaminación y el taponamiento de sus aguas por plantas invasoras como el berro y el buchón. Ante esta problemática, entidades como Corpocaldas, Cormagdalena y organizaciones ambientales se han unido para impulsar acciones de conservación. Desde hace seis años, el Programa de Desarrollo para la Paz del Magdalena Centro lidera campañas de limpieza, mantenimiento de los chorros cristalinos, y proyectos para recuperar la calidad del agua y proteger la biodiversidad del lugar.
La Charca de Guarinocito es mucho más que un cuerpo de agua: es un símbolo de vida, sustento y resiliencia ambiental que merece ser preservado para las futuras generaciones.
