Pedro Felipe Hoyos Körbel/Historiador y Escritor
Decir que este tipo de construcción representa un estilo arquitectónico sería equivocado. Más, si es válido describir, y sobre todo destacar, la diferencia entre la tablaparada y el bahareque.
No sólo de Departamento de Caldas tiene bellos ejemplos de este tipo de construcción, sino el país entero ostenta estas edificaciones sencillas que no pueden negar ser de otra época y esto por una sencilla razón: su origen. El bahareque es autóctono con raíces hispánicas y la tablaparada en cambio es británica. Así como los ingleses aportaron hombres a la Independencia de las colonias españolas en América, también aportaron tecnologías. Para ellos estas vastas regiones, que al fin salían de dominio de Madrid, se convertirán en un mercado casi que infinito. Dos temas les interesaban a los británicos por encima de la política con respecto a estas regiones: las minas y los ferrocarriles. Ellos contrataban obras con las recién creadas naciones. Ponían todo ya que en regiones como la Nueva Granada solo había fuerza bruta y por supuesto materias primas. En el caso de los ferrocarriles, una sola compañía aportaba el capital, la tecnología, los rieles y las locomotoras, Colombia solo ponía los pasajeros y la carga y el Estado cobraba la concesión.
Las obras eran extensas y requerían bodegas y habitaciones para el personal europeo y el nacional, así que introdujeron al país su técnica de construcción que brilla por su economía y simplicidad: Se elaboraba una estructura en columnas y vigas en madera aserrada y se recubría con tablas colocadas en sentido vertical, una al lado de la otra, saneando la junta con un listo igualmente de madera. Como trabajaban con máquinas a vapor, el aserrío de la madera se tecnificó usando sierras de múltiples cuchillas, que convertían los bancos de madera en tablas sin mayor esfuerzo y demora, lo mismo que los cepillos y canteadoras fueron introducidos en el país por estos ingenieros civiles de minas.
El fenómeno fue mundial, tanto que se podría seguir el paso de la expansión del Imperio británico siguiendo las construcciones de tablaparada en: India, Pakistán, Sudan, Sur África o Canadá, allí quedan vestigios de esta técnica y testigos del paso de la potencia mundial.
Fue la tablaparada la modesta cara de la revolución industrial británica que se asomó en estos confines, igual que la teja de hierro llamada de zinc, de gran utilidad. Los ingleses, como potencia del acero y el hierro, producían estas láminas a muy bajo costo.
Ese tipo de construcción queda como prueba del paso ingles por Colombia y por Caldas y comparte con el bahareque el territorio y su simplicidad. La tierra fría de la Cordillera Central en sus dos vertientes, es una de las regiones donde predomina la tablaparada y esto se explica en parte por la presencia del Cable Aéreo de Mariquita, del cual queda la bella estación del “Cable” en Manizales. En La Dorada hay 2 casas denominadas de Los Ingleses, una la Casa de la Cultura de Municipio de La Dorada y otra que sigue en manos de particulares donde funciona un comedero de comida rápida. Estas eran anexidades de La Dorada Railways Company, empresa ferroviaria británica dueña del ferrocarril de La Dorada e indirectamente del Cable Aéreo de Mariquita, que con sus 72 kilómetros era el más largo de su época. Otro pueblo de Caldas que ostenta la técnica es San Félix en el Municipio de Salamina.
Su simetría, sus tamaños, así como su sencillez, conducen a que la tablaparada se confunda con las construcciones en bahareque, atribuyéndoles el mismo origen, concepto que es equivoco. El bahareque es todo un estilo con todo lo que esto implica. Tiene más vínculos la tablaparada de esta región con las viviendas de San Andrés y Providencia y la misma casa del “Carnero”, solar del Presidente Rafael Núñez en Cartagena, que con el bahareque de la Colonización Antioqueña. Lo que si comparten es la amenaza de su desaparición debido a la inercia de un país indolente e irresponsable con ese patrimonio.