Las casas de la cultura cafetera pertenecen a un sistema constructivo tradicional, consolidado en sus propios orígenes y expresados en la organización espacial, los materiales, los elementos estructurales y las formas que le imprimieron los colonizadores paisas, tolimenses y caucanos, con influencias españolas, adaptándose al entorno natural que les ofrecía la montaña.
En 2001, el Plan de Manejo del Centro Histórico del municipio de Aguadas fue seleccionado por el proyecto UrbAL de la Unión Europea para apoyar el estudio de sus materiales y técnicas constructivas, en conjunto con otros centros históricos de América Latina, trabajo que dirigió arquitecto y restaurador Juan Manuel Sarmiento Nova y que actualmente tiene toda la vigencia e importancia para el cuidado de los centros históricos de los municipios.
Este documento es útil para ilustrar las características más representativas de las casas que levantaron los colonos antioqueños que llegaron a Caldas, instalaron fábricas de teja de barro y pulieron la técnica de la tapia pisada para las paredes. Después incluyeron el bahareque y tallaron la madera y más tarde hicieron construcciones mixtas, usando la tapia pisada en primeros pisos y dejando el bahareque para los segundos por ser un material más liviano. Las cabeceras urbanas de los pueblos cafeteros se caracterizan por la importancia del templo, que se mantiene en el centro de la plaza, alrededor de la cual se ordena la cuadrícula del resto del centro urbano, generalmente instaurado sobre la montaña.
Así mismo se mantienen pequeños asentamientos en las intersecciones de las vías con fondas camineras que guardan historias de arrieros e integran las fincas con las zonas urbanas. Las casas rurales responden en su mayoría a las mismas características, con espacios abiertos hacia las huertas y cultivos. Adicionalmente tienen adecuados sus techos y patios para el secado del café, después de ser despulpado y lavado.
A continuación resumiremos algunos de los elementos estructurales, espaciales y formales, más destacados del sistema constructivo tradicional de la cultura cafetera que es ilustrado con fotografías de los municipios de Salamina, Pácora y Aguadas, ubicados en la región norte de Caldas, donde se conserva la mayor parte del patrimonio arquitectónico del departamento asociado a la cultura cafetera:
La Tapia
Se usa para hacer las paredes; está formada por tierra apisonada o compactada dentro de una formaleta de madera. La tierra escogida no debe tener altas cantidades de contenido orgánico, puede tener hasta un 60% de arcilla, no debe ser arenosa y debe tener cierta humedad para garantizar la compactación. Se le debe agregar cagajón (estiércol de caballo u otra fibra) para mejorar su calidad, pues la fibra del pasto que este material contiene sirve para cohesionar la tierra de la tapia. La tapia se debe proteger de la intemperie con aleros y su superficie se debe revocar con un mortero de tierra y cagajón, el cual, a su vez, se debe pintar con cal para mejorar su durabilidad.
Generalmente los cimientos para estos muros son de piedra de canto rodado (piedra de río), con argamasa de cal, arena y agua, que se disponen en zanjas de hasta 60 centímetros de ancho por 50 de profundidad. Tradicionalmente en esta arquitectura los sobrecimientos son también de piedra de canto rodado, sobresalen del cimiento para proteger la base del muro de tierra. Cuando no está expuesta se usa la tapia pisada como sobrecimiento; por la pendiente del terreno se forman espacios residuales o subterráneos que se usan como depósitos.
El Bahareque
Es otra técnica para las paredes, mucho más liviana y flexible que la tapia pisada. Por su resistencia a los sismos se le ha llamado “estilo temblorero”. El bahareque tradicional está conformado por una combinación de guadua y madera, que sirve de estructura portante, recubierta con esterilla de guadua (o lata de guadua), que se revoca con un mortero de tierra y cagajón. Los muros se revisten con preparación de cal y tierra que se pinta nuevamente con cal.
El bahareque es una técnica de origen prehispánico, pero los españoles trajeron un sistema similar heredado de las culturas asiáticas. Con el tiempo, y en vista de su efectividad ante los sismos y por su economía como sistema constructivo, se ha mejorado cambiando algunos elementos. El bahareque de madera sustituye la esterilla y la tierra por tablas de madera burda; el bahareque metálico usa láminas de metal clavadas sobre la estructura de madera y el bahareque encementado es la variante moderna, usa el cemento para hacer el revoque que se aplica sobre la base hecha con esterilla de guadua recubierta con “malla de vena”; se puede estucar logrando así una superficie lisa con apariencia similar a la de un muro de ladrillo.
El Zaguán
El zaguán es la entrada de la vivienda. Consiste en un pasillo longitudinal rematado por el contraportón. El zaguán se constituye, en esta arquitectura, en el espacio de transición entre el exterior y el interior de la vivienda; conduce del portón al patio central. En cierto modo este espacio indica el tipo de vivienda, su tamaño y jerarquía. Es un espacio arquitectónico de gran importancia en términos sociales y espaciales.
El Comedor
En la vivienda tradicional de la región cafetera el comedor es el espacio social por excelencia, generalmente ubicado en el tramo contrario al acceso (frente al zaguán) y sobre el eje principal. Es el único espacio que sobresale por tener un diseño especial. Su importancia, dentro de la cultura cafetera, es identificable en sus proporciones y ornamentación. En el comedor se reúne la familia en torno al jefe del hogar. El cancel es un elemento tallado en madera de gran tamaño compuesto por cornisa, marco y alas, generalmente dos fijas y dos o tres batientes, ornamentados con elementos naturales como hojas y frutas y con calados que permiten el ingreso de luz.
El Patio
El patio central es el elemento organizador en esta arquitectura y la característica principal que define las tipologías de las casas de la zona cafetera. En torno al patio se ordena la casa haciendo formas de “U”, “L”, y “O”. El patio es un jardín de flores multicolores, herencia del Jardín del Paraíso árabe, implantado en Andalucía y traído a América en donde se reinterpreta y se le da el tono regional en las diferentes épocas. Los pisos del patio tradicionalmente son en pequeñas piedras de río con nervaduras de ladrillo; antiguamente algunos tenían un pozo, porque no existían los acueductos municipales.