IGLESIA SAN ANTONIO MARÍA CLARET

Calle 50 Nro 25-65

Declarada Bien de Interés Cultural Municipal en Decreto No. 0259 del 26 de septiembre de 2003

Legado claretiano

El Templo San Antonio María Claret, ubicado en el tradicional barrio Versalles, es una edificación religiosa de valor histórico y espiritual para la ciudad de Manizales. Su construcción se llevó a cabo entre 1943 y 1950, por iniciativa de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, conocidos como Misioneros Claretianos, quienes inicialmente lo denominaron Templo del Corazón de María.

La presencia claretiana en Manizales se remonta a los años 40, cuando asumieron la atención pastoral de la Parroquia del Perpetuo Socorro. Posteriormente, se trasladaron al entonces naciente barrio Versalles, con el propósito de fortalecer su labor religiosa y construir un nuevo centro de espiritualidad. En este lugar ya funcionaba el Seminario Claretiano, lo que consolidó el entorno como un espacio de formación y misión.

Junto al templo, los misioneros edificaron la Casa Misión de los Claretianos, hoy conocida como edificio Colmenares. Esta construcción fue severamente afectada por el terremoto de 1962, lo que obligó a su restauración, concluida en 1964.

Posteriormente, en la década de 1980, el edificio fue reformado totalmente y adaptado como inmueble de uso comercial.

Ejemplo del bahareque mixto

El Templo San Antonio María Claret, declarado bien de interés cultural, tiene una arquitectura singular y una técnica constructiva especial.

En su diseño y construcción participó el ingeniero manizaleño Roberto Vélez Sáenz, figura clave en el desarrollo urbano del sector de Versalles y la expansión de Manizales hacia el oriente.
Para su edificación se empleó el sistema de bahareque encementado y mampostería, también conocido como bahareque mixto. Esta técnica combina estructuras de guadua con rellenos y recubrimientos en cemento, cimientos en piedra y el uso de ladrillo y concreto, lo que garantizó un equilibrio entre eficacia estructural, solidez, economía de recursos y sostenibilidad a lo largo del tiempo. El templo es, por tanto, un ejemplo destacado del periodo en el que esta técnica alcanzó gran difusión en Manizales.

En cuanto a su estilo, el templo responde a una estética neorenacentista, retomando elementos clásicos de la arquitectura grecorromana como la simetría geométrica, la ornamentación sobria y una composición formal que resalta su función espiritual.

Su volumen y presencia urbana marcan el acceso al barrio Versalles desde la Avenida Paralela, convirtiéndolo en un hito visual y simbólico del sector.

Conjunto urbano
de Versalles

La Iglesia San Antonio María Claret se consolida como una de las edificaciones pioneras en el desarrollo urbano hacia el oriente de Manizales, marcando el inicio de lo que se convertiría en el tradicional barrio Versalles cuyo gestor fue Roberto Vélez Sáenz, quien lideró la venta de lotes en el sector, reservando la calle 50 como eje estructurante del barrio.

Esta planificación atrajo a familias acomodadas de la época que buscaban un entorno más tranquilo, alejado del bullicio del centro y cercano a la naturaleza. Entre 1952 y 1998, se consolidó en el área una arquitectura residencial con notable influencia del Art Decó francés, convirtiendo a Versalles en el primer barrio plenamente residencial de la ciudad.

El templo, se convirtió en hito arquitectónico y espiritual del barrio. Su presencia armoniza con el conjunto urbano circundante —incluido el antiguo convento claretiano y las viviendas vecinas-, por lo que no solo es solo es referente de patrimonio religioso, sino también símbolo fundacional de Versalles y testimonio vivo de una etapa clave en el crecimiento moderno de Manizales.

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