Hoy Universidad de Manizales
Carrera 9 Nro 19-03
Declarada Bien de Interés Cultural Municipal en Decreto No. 0228 del 26 de septiembre de 2003
Esta edificación, construida en 1960, fue inicialmente sede del Colegio Sagrado Corazón. En este espacio, religiosas de una congregación católica ofrecían educación básica y secundaria a mujeres, y lo utilizaban también como convento.
En 1978 fue adquirida por la actual Universidad de Manizales, que dio continuidad a su vocación educativa. En 1992 se llevó a cabo una modernización integral, y en 2014 se realizó un mantenimiento general. Desde 2018, el edificio histórico está acompañado por la Torre Emblemática, una estructura contemporánea construida por la Universidad a pocos metros, como símbolo de evolución institucional.
La obra original se enmarca en el período del Centenario de Manizales (1950–1969), una etapa de transformación social y económica que marcó el inicio del modernismo y la industrialización en la ciudad. Así, este edificio representa una ruptura con las construcciones tradicionales de la región: adopta líneas simples, utiliza materiales como piedra y vidrio, e incorpora vitrales en su diseño.
El arquitecto y constructor del edificio fue el antioqueño Alfonso Carvajal Escobar, uno de dos únicos colombianos titulados en la desaparecida Sección de Arquitectura de la Escuela de Bellas Artes de París, activa entre 1920 y 1960.
Ingeniero de formación en Colombia, Carvajal dejó una huella profunda en la arquitectura manizaleña. Su paso por Francia influyó decisivamente en el estilo que imprimió en Manizales, caracterizado por el uso racional de los estilos clásicos, la simetría, las geometrías precisas y los materiales sobrios. Estas cualidades se evidencian en obras que dirigió como el Colegio Sagrado Corazón, el Palacio Municipal (ya demolido), el Batallón Ayacucho, el Parque Olaya Herrera, Universidad de Caldas y el Templo de la Valbanera, entre otros.
Reconocido como figura clave en la historia local, Carvajal también fue decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional entre 1964 y 1972, periodo durante el cual impulsó la renovación urbana en vísperas del Centenario de la ciudad. Se le recuerda como el “decano magnífico” por su liderazgo académico y visión urbana.
El edificio tiene una planta tipo claustro, con patios rodeados de corredores, cubierta plana y movimiento volumétrico, que refleja una arquitectura moderna orientada a la educación. Tiene una forma rectangular y alargada, con una marcada horizontalidad y una composición que evita la simetría rígida. Su esquema funcional gira en torno a un amplio corredor central, al cual se conectan las aulas y una circulación vertical que sobresale del volumen general.
Destacan en el diseño elementos como columnas y plazas que crean un patrón de cuadrícula, armonizado con franjas horizontales. Los patios interiores y espacios abiertos facilitan una circulación libre y contribuyen al carácter acogedor del conjunto.
La estructura combina técnicas y materiales como el concreto reforzado, placas sólidas, casetones de guadua, ladrillo macizo de barro y muros en bahareque. Se reconoce como autentico el uso del granito en los acabados, de una manera tradicional y expuesto incluso en las fachadas. Esta fusión entre lo moderno y lo tradicional refleja el espíritu de transición que representa el edificio dentro del patrimonio arquitectónico de Manizales.
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