Calle 45 Nro 24 B 36
Declarada Bien de Interés Cultural Municipal en Decreto No. 0252 del 26 de septiembre de 2003
En 1941, la comunidad de Cristo Rey en Manizales comenzó a forjar su identidad espiritual en una modesta capilla. Bajo el liderazgo del padre Rodrigo López Gómez, nació el sueño de construir un templo definitivo, un proyecto profundamente colectivo.
Los cimientos fueron obra de miles de manos solidarias: los fines de semana, familias enteras se organizaban en combites para recoger y llevar piedras desde los ríos cercanos. Más adelante, las paredes se alzaron gracias a las Marchas del Ladrillo, jornadas comunitarias en las que se recolectaban donaciones para la compra de materiales y se promovía el trabajo conjunto.
El diseño del templo fue encargado a la firma estadounidense The Murphy and Locraft, con sede en Washington, mientras que la ejecución de las obras fue liderada por el ingeniero manizaleño Alfonso Carvajal. La construcción se desarrolló por etapas a lo largo de la década de 1940, consolidando no solo una edificación, sino también un símbolo del esfuerzo colectivo y la fe viva del barrio.
Lejos de la arquitectura tradicional hispano-católica, el templo de Cristo Rey sorprende por su diseño moderno y audaz para la época. Su forma exterior, que evoca una corona, le otorga una identidad simbólica y única. En la fachada, el campanario se eleva sobre el presbiterio y se enmarca entre dos columnas que sostienen una cruz suspendida, creando una imagen potente y contemporánea.
Construida en hormigón armado, la edificación prescinde de columnas internas, lo que permite una planta libre y un espacio abierto que realza la solemnidad del templo. En su interior se conservan los materiales originales expuestos: ladrillos y columnas estructurales que revelan la honestidad del diseño y la fuerza de su construcción.
La luz es otro de los grandes protagonistas. Los vitrales, diseñados por el maestro español Mario De Ayala y fabricados por Vidrieras Artísticas de Colombia, llenan el templo de color y simbolismo. El vitral central representa a Cristo Rey, flanqueado por la Virgen María y San José, cada uno con el niño en brazos. Frente al presbiterio, los vitrales de los cuatro evangelistas acompañan la liturgia con su presencia.
A los lados, dos cuerpos de vitrales diseñados por Jesús María Velasco, bajo la dirección de De Ayala, narran dos dimensiones fundamentales de la fe: en una nave, los contenidos del Reino de Dios; en la otra, los símbolos de la realeza de Cristo —corona, cetro, sol y trono— inspirados en las escrituras y acompañados de textos bíblicos, haciendo una temática completa de Cristo Rey.
La Iglesia de Cristo Rey guarda elementos únicos que la distinguen dentro del paisaje religioso y urbano de la ciudad.
Entre sus mayores singularidades se encuentran las esculturas del apostolado, obras del artista Rómulo Carvajal, quien también esculpió la imagen del Cristo Resucitado acompañado por un ángel. Estas piezas, junto con otras representaciones bíblicas, adquieren especial protagonismo durante la Semana Santa, reforzando la dimensión devocional y artística del templo.
Otra singularidad es que en la parte inferior del edificio se encuentra una de las criptas más grandes de Manizales, que establece un vínculo profundo y simbólico con el Cementerio San Esteban, también declarado bien de interés cultural. Esta conexión entre la vida, la muerte y la fe, le da un carácter integral al espacio sagrado.
Finalmente, uno de los elementos más impactantes visualmente es la gran cruz suspendida por cables tensores entre las torres que enmarcan el altar. Esta cruz, que parece flotar en el aire, no solo transmite una fuerte carga espiritual, sino que también se convierte en un ícono visual que embellece el paisaje urbano y reafirma la presencia del templo como hito arquitectónico y cultural de la ciudad.
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