El próximo 12 de octubre se celebra el cumpleaños número 172 de la capital caldense. Una fecha en la que cada año resaltamos la cultura, arte, diversidad y progreso de Manizales, ciudad fundada entre las montañas en 1849.
Manizales es una ciudad cafetera, de calles empinadas y alrededor de 435.000 habitantes, que ha ganado reconocimiento por la magnitud de sus eventos culturales como el Festival Internacional de Teatro y la Feria de Manizales. Además, es un sitio estratégico para el turismo de naturaleza por su cercanía con el volcán Nevado del Ruiz, su cantidad de reservas naturales y la biodiversidad que hay en ellas. Su arquitectura tiene elementos icónicos como la Plaza de Bolívar, en la cual se encuentra una escultura de un hombre-cóndor que honra a Simón Bolívar; la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario por su arquitectura de estilo neogótico con su altísimo corredor polaco; y el Palacio de la Gobernación de Caldas de estilo neocolonial.
En esta ocasión queremos comenzar la conmemoración anual con el siguiente texto, escrito por Wilson Escobar Ramírez para una edición anterior de Destino Caldas. Sus palabras describen la experiencia de transitar y vivir Manizales a partir de un paseo literario por su vida diaria.
Manizales, un escenario en las alturas
Por Wilson Escobar R.
Manizales es más que calles empinadas, montañas, nubes, ferias, toros… Manizales está hecha a escala humana y es el escenario natural para el encuentro de culturas.
Por eso, como en el tango, las callecitas de Manizales tienen un… “qué sé yo”, respiran juventud y mucha vida; la arquitectura republicana del centro antiguo se mezcla con el imponente paisaje montañoso en una postal que siempre tendrá la silueta del Nevado del Ruiz.
Desde Chipre, esa fábrica de paisajes que enamoró al poeta Pablo Neruda cuando recaló en Manizales como jurado del Primer Festival de Teatro, se puede otear el territorio de cinco departamentos; desde la aguja central de la Catedral Basílica, conocida como el Corredor Polaco, el visitante puede guardar en la memoria los llamativos rincones de una ciudad enclavada en la montaña.
Recorrer a Manizales es como subirse a una montaña rusa; sus ondulantes calles llevan al turista por entre museos de historia regional, colección de mariposas, teatros modernos, plazas y media tortas; ecoparques, café parques y cantinas, ruinas de cables aéreos que testimonian el pasado del más largo medio de transporte que existió en Colombia, y las obras de construcción del nuevo cable que pondrán a soñar desde las alturas a los nuevos visitantes.
Que la ciudad se quedó pequeña: ahí están los termales a 10 minutos y, un tanto más arriba, el majestuoso Nevado del Ruiz. La Chiva y el Wyllis es otra opción para recorrer el paisaje cafetero que se extiende desde Caldas hasta los vecinos departamentos de Risaralda y Quindío, el nuevo triángulo del turismo en Colombia.