Fotos: Jorge Sanabria
A lo largo de 83 kilómetros, se extiende una ruta que está ganando merecida fama como la más hermosa de Colombia. Desde el punto conocido como La Esperanza, en las faldas del Nevado del Ruiz, hasta Murillo, municipios pertenecientes al departamento de Tolima, este recorrido cautiva a quienes se aventuran por él. Con un tiempo estimado de tres horas en automóvil o cuatro en transporte público, esta travesía ofrece mucho más que un simple desplazamiento.
Un paseo entre Frailejones
Los bosques de frailejones se erigen como guardianes majestuosos a lo largo del camino, que borde el Volcán Nevado del Ruiz, brindando un telón de fondo impresionante para el viaje. La carretera, en óptimas condiciones de transitabilidad, invita a disfrutar de cada momento y detalle del paisaje.
Durante el recorrido se encuentran puntos geográficos de gran relevancia y belleza. Desde la mística Laguna Negra hasta el nacimiento de ríos emblemáticos como el Gualí y el Chinchiná, pasando por el recordado río Azufrado, ligado tristemente a la tragedia de Armero. Además, no faltan las oportunidades para relajarse en las aguas termales de El Sifón y la Cabaña, o para dejarse envolver por la magia de La Laguna Llorona, con sus intrigantes mitos y su enigmática formación.
En esta ruta es común encontrar productos como la Papa y la Leche en medio de, este paisaje de páramo que ofrece un escenario incomparable para contemplar el imponente Volcán Nevado del Ruiz y maravillarse con la diversidad y riqueza de la biodiversidad local. Cada curva de la carretera revela una nueva perspectiva de este tesoro natural, convirtiendo el viaje en una experiencia inolvidable para todos los que se aventuran a recorrerla.
Murillo, ubicado en un entorno incomparable
Murillo, municipio ubicado en este entorno único, se erige no solo como un destino turístico de incomparable belleza, sino también como un guardián de la naturaleza y de la herencia cultural colombiana. En su territorio habita una de las aves más emblemáticas y representativas de la zona, el colibrí Chivito de Páramo declarado como el ave emblema de Murillo, este pequeño ser alado es endémico de la cordillera central colombiana, especialmente en los alrededores del Parque Nacional Natural Los Nevados. Su presencia en esta región lo convierte en una especie única, encontrándose exclusivamente en este rincón del mundo.
Además de su riqueza natural, Murillo guarda en su corazón la tradición de la arriería, un oficio que ha perdurado a lo largo del tiempo y que sigue siendo parte integral de la identidad del municipio. Es uno de los pocos lugares en el país donde este ancestral oficio se mantiene vivo, recordándonos la importancia de honrar nuestras raíces y conservar nuestras tradiciones.