Destino Caldas celebra el 27 de junio el día del café y el día de la institucionalidad cafetera. Los caficultores colombianos con su dedicación y la institucionalidad cafetera con su solidez y respaldo han construido un símbolo de identidad que reconoce el mundo entero: el café colombiano.
Por: Albeiro Valencia Llano
Los primeros colonos que, desde Antioquia, cruzaron la antigua población de arma llevaban en los costales las semillas de maíz y de frijol, los colinos de yuca y de plátano, las plantas medicinales y las gallinas. Cuando brotaron las fincas y se fundaron los primeros pueblos apareció el cultivo de la caña de azúcar y se enriqueció la dieta alimenticia. Los llamados “tragos”, antes del desayuno, se reducían a un trago de aguardiente, destilado en la parcela, y a una totumada de agua de panela caliente.
Los primeros granos
Mas tarde nuevos grupos de colonos, que habían estado en contacto con el café en sus pueblos de origen, llevaron a las parcelas los granos de café y los sembraron en las huertas. Estos campesinos, pelaban el café a mano, lo secaban en los corredores de la casa, luego lo tostaban en cayana o sartén, revuelto con panela y luego lo molían. Quedaba listo para el consumo, mezclado con agua de panela.
Los grandes cultivadores
Entre los primeros cultivadores de café, para el mercado, se destacan los Estrada, en Aguadas; la familia Ángel, en Pácora; los Díaz en Riosucio; Eduardo Walker, Marcelino Palacio, y Manuel María Grisales, en Manizales; Fernando Jaramillo Mejía en Palestina y Justiniano Londoño en Neira.
Este mismo año, José María Ocampo y Cipriano Calderón Mejía organizaron en Aranzazú un cultivo de 10 mil árboles, ejemplo que fue seguido por otros empresarios aprovechando los buenos precios del café en el mercado internacional, que era de 10,6 centavos de dólar la libra.
Muchos empresarios utilizaron las ganancias que producían la caña de azúcar, la ganadería y la arriería para organizar plantaciones de café. La mayor parte de los gastos se iban en cubrir los costos de los peones y agregados, para hacer el desmonte de los bosques y el cultivo del café, durante los primeros cuatro años.
Mientras tanto, los pequeños campesinos cultivaban el café en la sementera, junto con el plátano, la yuca, la arracaha y la caña de azúcar. El campesino caldense poseía una finquita autártica o autosuficiente donde cultivaba los productos de la sementera, tenía la roza (maíz y frijol), la huerta (plantas medicinales y de condimento), el gallinero, los cerdos, una vaca y el caballo. Producía su propia comida y los sobrantes, incluyendo el café, se vendían en el mercado del pueblo.
La técnica
Hacia 1900 surgieron los grandes empresario del café, como don Carlos Pinzón conocido como el “rey del café en Colombia”.
Fueron apareciendo otros capitalistas que se dedicaban a la producción, a la trilla y a la exportación del grano. Importaron máquinas despulpadoras, construyeron casonas con amplios corredores o zarzos para orear o secar el café y estufas para el secado final. Por último introdujeron trilladoras como La Oriental, La Estrella, La Argentina, en Manizales; Las Mercedes, en Pensilvania; y San Antonio en Salamina.
La trilladora La Oriental, en Manizales, era movida por una planta eléctrica, y la energía sobrante sirvió para que los habitantes conocieran el alumbrado eléctrico pues colocaron unas lámparas en el Parque Sucre, hoy de Caldas en 1.904.
La cultura cafetera
Cuando se creo el Departamento en 1905, los dirigentes se preocuparon por abrir caminos de herradura para unir las fincas con las fondas y con los pueblos y a estos con las ciudades donde estaban las trilladoras. Pensando en la exportación de café, trazaron nuevos caminos de herradura, cables aéreos, el ferrocarril y organizaron empresas navieras por los ríos cauca y magdalena.
En esa época el empresario se dedicaba a la producción y comercio del grano, mientras que el campesino producía en la finca la comida necesaria para las necesidades de la familia y, al mismo tiempo, la producción de café la vendía en el mercado, para comprar artículos manufacturados como herramientas y ropa.
La economía cafetera creo mercado interno y unió los pueblos entre sí, integro el Departamento a la economía nacional y lo relacionó con los mercados de Estados Unidos y de Europa.
El campesino caldense había conquistado seguridad económica, educación, salud y buen nivel de vida. Había nacido el Departamento Modelo de Colombia.
Saludos desde México. Gracias por presentar este excelente e ilustrativo trabajo sobre el aromático café. Nos acerca a ese bellísimo departamento de Caldas que tiene tantos escritores, pensadoras, promotores de la cultura. De razón que a Manizales se le llama “El meridiano intelectual de Colombia”. Dan ganas de volver a leer un libro de Roberto Vélez Correa, saborear un tintico o un café expreso, mientras disfrutamos de un bambuco o una guabina. ¡Viva la Amistad entre Colombia y México!. Por la paz de Nuestra América, que Dios, El Creador, los y las bendiga y proteja siempre. Atentamente, Fernando Acosta Riveros
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